
Así como el problema parece no variar, tampoco las características de los de los agresores. De ahí que vale la pena retomar esta nota publicada en la sección Salud de El Tiempo de Colombia en septiembre de 2018 en la que se aterriza sobre terreno académico algunos rasgos de estos delincuentes.
La pedofilia es un trastorno del comportamiento sexual de un adulto, en el cual este experimenta atracción sexual por los niños.
Esta situación, de acuerdo con la psiquiatra infantil Olga Albornoz, involucra fantasías sexuales, tocamientos y actividad sexual, bajo condiciones muy específicas, en las que por lo general no se utiliza el maltrato físico: la herramienta es el sometimiento psicológico del menor, “a partir de seducción, convencimiento e incluso, de inocularle culpa al menor de edad”.
De acuerdo con la psiquiatra, el perfil de estos enfermos es variable, pero por lo general tienen personalidades narcisistas con rasgos antisociales altamente inestables, egocéntricos y un deseo irrefrenable de desplazar los derechos de los demás, a favor de sus necesidades.
Son personas, insiste Albornoz, “que carecen de sentimientos de culpa y empatía, al punto que tienen una incapacidad para mantener relaciones con adultos, lo que generalmente es condicionado por sentimientos de inferioridad y carencias afectivas. Esa es la razón por la que sus deseos se vuelcan en los menores, a quienes por su indefensión, pueden someter y dominar”, agrega la especialista.
Ojo con estas alertas
Aunque no existe un patrón específico para identificar a estas personas, Ly Guevara Cardeña, psicóloga y profesora de la Universidad Autónoma del Perú y experta en el tema, dice que es importante tener en cuenta los siguientes aspectos para presumir la presencia de un potencial pedófilo, cerca de un menor:
1. Persona adulta que se inclina por permanecer a solas con un niño a nivel individual o colectivo y que por lo general encuentra disculpa para hacerlo.
2. Persona que se interesa mucho por jugar con niños, incluso desconocidos, en los que se involucran actividades para ganar confianza y que ponen de manifiesto supuestos juegos que involucran secretos que, de manera aparentemente inofensiva, prohíben que se cuenten a terceros, incluidos sus padres. Esto en una estrategia para ganar confianza y posteriormente amenazar.
3. Persona adulta que al ganar confianza de un niño, trata de persuadirlo, lo empieza a tratar como adulto, persuadiéndolo e incitándolo a provocaciones de grandes.
4. Persona que ante la falta de presencia de los padres o ante las carencias afectivas de los menores, busca llenar vacíos emocionales con regalos, caricias, halagos, acompañamientos en momentos de soledad y presencia a deshoras.
5. Persona adulta que hacia un menor tiene muestras exageradas de cariño o de afecto en forma injustificada e inoportuna.
Cualquiera puede serlo
La psiquiatra Albornoz es enfática al advertir que los rasgos de un pedófilo no requieren de una condición específica en las personas, sino que cualquiera puede manifestarla.
Estos trastornos pueden estar presentes en individuos de cualquier estrato, condición económica u oficio; incluso, en familiares cercanos que muchas veces son abusadores que, por su misma condición, se quedan sin denunciar y permanecen peligrosamente en el entorno.
Fuentes: El Comercio , Portal Diverso Ecuador.