“Esos embriones son la mitad genéticamente nuestros”, dijo Jess Natoli, luego de que el hombre pidiera que los destruyeran. “Bebés en hielo”, que debido a la legislación actual en Australia, ya no están disponibles para el uso de ella y su pareja.

Hace meses atrás, Jess y Leroy Natoli, que llevaban mucho tiempo soñando con la posibilidad de formar una familia, vieron la esperanzas de ser madres en la donación de espermas. Y todo iba bien con las dos australianas, hasta que ya estando listos los embriones para ser transferidos al vientre de una de ellas, el donante de espermas se arrepintió, pidiendo que los “tres bebés en hielo”, hechos con sus espermios y los óvulos de Jess, fueron destruidos. Los cuales hoy no se encuentran disponibles para el uso de esta pareja de lesbianas.

Así, de esa lamentablemente manera, Jess y Leroy se quedaron sin la posibilidad de tener a su deseado hijo a través de un método en el que le habían puesto tiempo, trabajo, dinero y por sobre todo, esperanzas. Y es que según la legislación del estado de Victoria, en Australia, el donante de de esperma puede retirar su consentimiento hasta la posible transferencia del embrión creado.

Una norma que en ningún estado o territorio australiano es igual, permitiendo así, que pasen casos como el que hoy enfrentan estas dos mujeres.

No solo fueron los más de 35.000 dólares que gastaron en el programa, sino que también todo el tiempo dedicado y las expectativas que se hicieron. Sin olvidar que no fueron las únicas afectadas, debido a que según informó el gerente de la clínica de FIV, sumadas a esta pareja, también hubieron otras cincos familias que vieron frustrados sus planes debido a la decisión del donante. Incluyendo, entre ellas, una pareja que ya tenía un hijo y que se estaban preparando para darle un hermano menor.

Fuente: Upscol, Diverso Ecuador