BUENOS AIRES, Argentina. “Yo arribé al Delta casi por casualidad. Cuando empezamos a caminar, yo decía, ¡qué cantidad! ¡Qué cantidad de gente como uno!”, dice Alicia Mamerto. Su testimonio es rápidamente sucedido por dos maricas hablando de maquillaje y lentejuelas, y decidiendo qué ponerse para los festejos de esa noche.
Es Carnaval, pero no es un Carnaval cualquiera: es Carnaval en el Delta del Tigre, en el muelle Tres Bocas, y mientras la isla se llena de travas, maricas y tortas bailando, en la ciudad, la dictadura militar arrestaría a cualquiera de ellos que se atreviera a hacer lo mismo.
Dirigido por Agustina Comedi y producido por el Área de Diversidad y Género del Centro Cultural Conti, el corto documental Tres Bocas retrata cómo, durante una época profundamente represiva, el Delta del Tigre funcionó como un refugio para la comunidad LGBTQ+.
En ese momento, la isla estaba casi íntegramente habitada por disidencias, y la comunidad que allí se formó tenía un carácter verdaderamente diverso y armónico; incluso participaban de los encuentros algunas parejas heterosexuales. Recuperando la cultura del Carnaval en su mayor esplendor, las casas particulares servían de escenario para shows de baile, comedia y actos de entretenimiento de todo tipo.
Colores y lentejuelas en plena oscuridad
El corto recupera cantidad de material de archivo donde se lucen los disfraces con flores y brillos, los atuendos improvisados y, por sobre todas las cosas, el aire de plena libertad que allí reinaba. Donde la gente grande rejuvenecía y donde todxs podían ser quienes eran.
Este es quizás el elemento más destacable del documental: es un archivo de la dictadura militar, pero sus imágenes no se parecen en nada a las que acostumbramos a ver de la época. “Tres Bocas” nos recuerda que la fiesta también es una forma de hacer política, y que los momentos de represión también pueden combatirse desde ese lugar.
Como destacó Lola Berthet, directora del Centro Cultural Conti, a Agencia Presentes, “las formas de lucha contra el horror fueron diversas, y festejar también fue una forma de protesta en tiempos de miseria planificada, censura y persecución de la alegría popular.”
“Las fiestas son una parte importantísima del folklore LGBT, íntimamente relacionada a nuestra historia política” explicó Mariano Rapetti, Coordinador del Área de Diversidad y Género del Conti, a Presentes. “Queremos recuperar algo de la dimensión política del goce y de la fiesta; algo de eso puede venir bien no solo en relación a nuestro colectivo sino a todo el país. Se puede hacer historia bordando un traje de carnaval, no es solo subiéndose a un caballo en un monte. Desde el Conti vamos a reconocer su papel en la lucha por los Derechos Humanos. En esos encuentros, se produjeron organizaciones políticas y construimos otras redes, ha sido siempre así. Es importante para la época que vivimos ahora y la que viene después”, agregó.

Fuente – Agencias Presentes, Portal Diverso Ecuador.