Inicios, Hisotoria o Cronología LGBTIQ+ en Ecuador
Ser homosexual en Ecuador, hasta antes de 1997, era considerado motivo de delito. Actualmente ya son dos décadas desde la eliminación del art. 516 del Código Penal que castigaba la homosexualidad con 4 a 8 años de cárcel.
En los años 80´s y 90´s, el Ecuador estaba sumergido en un contexto de desconocimiento e invisibilización de las personas LGBTI (lesbianas, gays, transexuales e intersex) no solo por la sociedad sino también por la ley. Muestra de ello es el art. 516, inciso 1 del Código Penal de aquel entonces, penalizaba las relaciones solo entre hombres adultos homosexuales, marginando a toda una diversidad de orientación sexual e identidad de género como lesbianas, bisexuales y transgénero.
Art. 516.- En los casos de homosexualismo, que no constituyan violación, los dos correos serán reprimidos con reclusión mayor de cuatro a ocho años. Cuando el homosexualismo se cometiere por el padre u otro ascendiente en la persona del hijo u otro descendiente, la pena será de reclusión mayor de ocho a doce años y privación de los derechos y prerrogativas que el Código Civil concede sobre la persona y bienes del hijo. Si ha sido cometido por ministros del culto, maestros de escuela, profesores de colegio o institutores, en las personas confiadas a su dirección o cuidado, la pena será de reclusión mayor de ocho a doce años. – Código Penal (1971)
Escuadrones Volantes
El miércoles 18 de junio de 1997 apareció en el diario El Comercio de Quito una nota titulada: “50 travestis detenidos sin acusación”, una noticia que narra los acontecimientos de violencia contra personas transexuales ocurridos en la ciudad de Cuenca, donde acontecía el concurso de la “Reina Gay”. Ocurrió en el Bar Abanicos. La policía allanó el lugar y detuvo a 100 personas, entre ellas, a un conocido estilista de la ciudad apodado ´Nacho´, a quien atacaron sexualmente. Él lo denunció y se desató la protesta. Este fue el detonante para que se hablara de derechos LGBTI en el país.
Cabe recalcar antes de la despenalización, el término “gay” era acuñado a todo tipo de diferencia sexual y de identidad sexo-genérica; es decir, todas las diversidades eran catalogadas como gays, afeminados o travestis.
Una gran mayoría de las personas detenidas en la redada del bar Abanicos eran transgénero; además de que ellos eran los ciudadanos más agredidos, se unen al movimiento las trabajadoras sexuales trans del sector de la Mariscal en Quito llamadas ´Coccinelli ´.
Cabe recalcar antes de la despenalización, el término “gay” era acuñado a todo tipo de diferencia sexual y de identidad sexo-genérica; es decir, todas las diversidades eran catalogadas como gays, afeminados o travestis.
El trabajo de recolección de firmas y organización de marchas en diferentes partes de la ciudad fue a mérito de las trans Coccinelli. Y son ellas quienes inician el proceso para la despenalización con la recolección de firmas en las discotecas y bares gais más conocidos por el ambiente gay.
Todos los activistas recuerdan que el mayor apoyo de firmas fue por gente heterosexual y feministas, incluso más que la propia comunidad gay. Esto se debe al prejuicio social de aceptarse como gay y poner el nombre y la cédula para apoyo a la despenalización.
Todo el proceso contó con el apoyo de la APDH (Asamblea permanente por los derechos humanos), así como jóvenes universitarios que respaldaron a la comunidad gay en las marchas. Los medios de comunicación cubrieron el tema.
En septiembre de 1997 se presentaron las firmas de respaldo y la demanda ante el Tribunal Constitucional. Ese día y solo ante la ley, las personas de la comunidad LGBTI dejaron de ser delincuentes para convertirse en ciudadanos.
Análisis
Ecuador, ha dado grandes pasos con respecto al avance de los derechos de la población LGBTI, de hecho, ser uno de los primeros países en la región en despenalizar la homosexualidad en 1997, y crear en 2008 normas que buscan la igualdad para las diversidades sexo-genéricas, evidencia una preocupación a nivel de país de generar políticas en pro a la diversidad; sin embargo, a pesar de mostrar esos cambios, también encontramos contradicciones dentro de la Constitución y del Estado.
En la Constitución del 2008 se crearon artículos a favor de la inclusión de las personas LGTBI, por ejemplo, en el art. 11 numeral 2 se establece que “Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades. Nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de origen, orientación sexual, identidad de género, identidad cultural, idioma, religión”, entre otras diversidades de pensamiento y realidades.
Del mismo modo, el art. 66 reconoce y garantiza a las y los ciudadanos el derecho al libre desarrollo de la personalidad y a tomar decisiones libres, voluntarias y responsables sobre su sexualidad; además, el Estado promoverá el acceso a los medios necesarios para que estas decisiones se den en condiciones seguras.
No obstante, el art. 67 de la Carta Magna declara, en el inciso segundo, que «El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer». Es evidente la contradicción e inobservancia y «por tanto» la violación de principios, valores y derechos constitucionales como el de la justicia, igualdad y libertad antes expuestos.
Nadie podrá ser discriminado por razones de identidad, de género y orientación sexual. Todas las personas son libres de autodeterminar su personalidad y orientación sexual. El Ecuador se ha definido como un estado de justicia, pero el matrimonio sigue siendo la unión entre un hombre y una mujer.
Otro caso en el que se presenta una contradicción dentro de la Constitución es en la unión de hecho. En abril del 2015 la Asamblea Nacional aprobó la reforma al Código civil que da a las uniones de hecho el estatus de estado civil, incluso si son conformadas por personas del mismo sexo. Se modificó el art. 222 que sustituye los términos “hombre y mujer” por la palabra “personas”.
La misma disposición normativa (art. 67) «por un lado», reconoce los diversos tipos de familia, no indica cuáles pero sugiere que existen varias formas, sin que el origen de la misma (vínculos jurídicos y vínculos de hecho) signifique un tratamiento diferenciado, pero «por otro lado», genera discriminación al hablar de matrimonio, tomando en cuenta que la institución del matrimonio es un simple contrato civil que lo pueden celebrar todas las personas con excepción de aquellos que la ley ha declarado incapaces, y la homosexualidad no es una condición de incapacidad (art. 1462 del Código Civil).
En el mismo sentido, el art. 159 del Código de la niñez y adolescencia estipula en el numeral 6, que la adopción en Ecuador es específicamente para personas de distinto sexo. Entonces, estamos hablando de una igualdad de derechos selectiva. La Constitución indica que todos somos iguales y no se admite discriminación y que es el más alto deber del Estado cumplir y hacer cumplir los derechos constitucionales (art. 11 numerales 2 y 9); sin embargo, a través de una ley inferior se reduce e incluso de elimina la igualdad cuando se habla del derecho a la adopción.
Las normas no pueden ser creadas desvinculadas de la vida social y tampoco sobre ellas. Las normas deben nacer desde el interior de la sociedad, a través de las experiencias, las luchas y prácticas sociales. La política ecuatoriana bajo el eslogan “La revolución ciudadana” pretende mostrar una norma que responde a las necesidades de las comunidades LGTBI. Sus discursos se han inclinado bajo una ideología política de izquierda; sin embargo, el expresidente Correa se ha mostrado conservador y fiel a sus principios morales y religiosos.
Finalmente, el art. 98 de la Constitución ecuatoriana establece la posibilidad que tenemos ciudadanos y colectivos de ejercer el derecho a la resistencia cuando se afecten derechos constitucionales por actos y omisiones del sector público y privado. En tal virtud, la comunidad LGTBI podría negarse a acatar órdenes, obedecer a una norma jurídica, realizar actos o servicios que perturben sus principios cívicos, morales, religiosos, laborales, si afectan sus derechos constitucionales. En Julio de 2019, luego de varios años de lucha el matrimonio homosexual es otra lucha lograda, lo que permite que las parejas de mismo sexo se puedan casar.
Alberto, Coccinelle, Paloma y los miles de nombres contra los fantasmas
Por: Verónica Calvopiña @kinoraxx
20 años han pasado desde que se despenalizó la homosexualidad, siendo Ecuador uno de los últimos países de Sudamérica en hacerlo. Sucedió el 27 de noviembre de 1997, después de protestas, detenciones y muertes. Alberto, Paloma, Estrella son nombres que junto a otros miles de nombres de personas transexuales, travestis, gays, lesbianas, casi olvidados, lucharon para que las nuevas generaciones puedan tener una vida diversa en igualdad de derechos. Alberto Cabral y Cabrera también conocido como Maciel y Purita Pelayo, es un activista travesti y ex presidente de la Asociación Coccinelle, quien escribió esta memoria; dolorosa y sobrecogedora, pero a la vez llena de fortaleza; en el libro “Los fantasmas se cabrearon”.
“Nos amenazaban, nos perseguían, vivíamos una situación horrorosa. No sabíamos lo que podía pasarnos”; Así describe Alberto Cabral, ex Presidente de la Asociación Coccinelle, la primera organización de travestis y transexuales en Ecuador, la vida de las diversidades sexuales en Ecuador hace 20 años.
La lucha de Alberto y de la Asociación Coccinelle junto con otras organizaciones, logró algo impensable para la comunidad LGBTI hasta ese entonces: la derogación parcial por inconstitucionalidad del artículo 516 del antiguo Código Penal, y con ello, la despenalización de la homosexualidad en el país. Esta declaratoria se dio un 27 noviembre de 1997. Hasta esa fecha, un travesti o un transexual podía ser detenido torturado y vejado, en nombre de la ley y la moralidad.
Para recordar los 20 años de esta fecha histórica, Alberto decidió escribir el libro “Los Fantasmas se Cabrearon”, editado por la Fundación INREDH, donde retrata a modo de crónica, sus vivencias y la de muchas de sus compañeras; la discriminación y abusos por parte de policías, políticos y la sociedad, a fin de mostrar a las actuales generaciones, el camino que costó para alcanzar sus derechos.
El libro es también un homenaje a las cientos de travestis y transexuales que transitaron algún día por Quito, a quienes la ciudad se negó a ver y reconocer y muchas de las cuales desaparecieron a manos de la policía o desconocidos. Para Alberto estos son los fantasmas, que después de veinte años “se cabrearon porque ahora ya no pueden joder tanto la vida a los más débiles”.
Cuando ser diferente era un delito
Las relaciones homosexuales fueron tratadas como delito en Ecuador desde tiempos de Eloy Alfaro. El artículo 364 del Código Penal de 1906 condenaba “los casos de sodomía con cuatro y hasta ocho años de prisión”. La sodomía es un término de origen religioso que viene de “Sodoma” ciudad que según la Biblia fue destruida por Dios por la “depravación” de sus habitantes.
En 1938 se aprueba un nuevo Código Penal, pero la sanción contra la homosexualidad persistió, con algunos cambios. El artículo 516 decía: “En el caso de homosexualismo, que no constituya violación, los dos correos serán reprimidos con reclusión mayor de cuatro a ocho años. Cuando el homosexualismo se cometiere por el padre u otro ascendente en la persona del hijo u otro descendiente, la pena será de reclusión mayor de ocho a doce años y privación de derechos y prerrogativas que el Código Penal concede sobre la persona y bienes de hijo. Si ha sido cometido por ministros del culto, maestros de escuela, profesores de colegio e instituciones, en las personas confiadas a su dirección y cuidado, la pena será de reclusión mayor de ocho a doce años.”
El primer párrafo de este artículo se mantuvo vigente hasta 1997, es decir 59 años; momento en que el Tribunal Constitucional de ese entonces, decidió declararlo inconstitucional.
Este artículo justificó que las personas homosexuales y sobretodo travestis, transexuales y transgéneros que ejercían la prostitución sean apresadas. En Quito, los lugares más comunes de detención eran La Mariscal, el Parque El Ejido y El Puente del Guambra, por ser los sitios que concentraban mayormente en la noche, a la comunidad LGBTI. La represión en contra de las diversidades sexuales fue recurrente en el accionar de la fuerza pública y de distintas autoridades nacionales y seccionales.
Alberto Cabral, ex Presidente de Coccinelle, ubica al gobierno de Febres Cordero como el más represivo en contra de este grupo; los escuadrones volantes fueron responsables de detenciones, torturas y represión: “Los años ochenta podrían ser, con el peso del gobierno febrescorderista, la época más sangrienta, más llena de suplicio que podría recordarse. En el gobierno militar, en el triunvirato no hubo mayores represiones, ni persecuciones, como las hubo en los ochentas y noventas”.
Otra de las acciones más discriminatorias en contra de homosexuales y travestis, provenientes desde el poder político, sucedió cuando Abdalá Bucaram era Intendente de Policía de Guayas en 1979. Al inicio de su mandato realizó una redada en contra de prostitutas y travestis; los detenidos fueron obligados a desfilar por las calles de Guayaquil, mientras la gente les lanzaba insultos y diversos objetos.
Alberto menciona que las detenciones, confinamientos y violación de derechos eran algo común en la vida de homosexuales y sobre todo, de travestis y transexuales: “Nos habían hecho creer a punta de golpes, patazos y confinamiento que no teníamos derechos humanos, que no éramos nadie, que no éramos dignos ni siquiera de entrar libremente a un restaurante, a un cine”. El informe de la Comisión de la Verdad de 2010 recoge varias de estas violaciones de derechos a la comunidad LGBTI, al igual que un Informe de Amnistía Internacional realizado en 2001.
En este contexto y con el fin de tener una organización que se preocupara realmente por la problemática, agresiones y abusos legales en contra de la población transexual, nació la Asociación Coccinelle en 1997.
Las “atrevidas” Coccinelle
Coccinelle fue una actriz y cantante transexual francesa, cuya figura generó revuelo al ser una de las primeras
artistas, en realizarse una operación de cambio de sexo en el mundo, en 1958. Pero no solo eso, Coccinelle también fue una de las primeras transexuales en aparecer públicamente en teatros, conciertos y televisión. Su vida estuvo también en el activismo por los derechos de la población transgénero y transexual; fundó la asociación Dévenir Femme, que ayudaba a las personas que querían hacerse un cambio de sexo, y más tarde fundó CARITIG, Centro de Ayuda, Investigación e Información sobre Transexualidad e Identidad de Género.
En honor a este personaje, nació la Asociación Coccinelle y a la par nació Alberto Cabral, el nombre con el que Maciel, activista travesti lucharía por los derechos de los grupos transexuales y travestis.
La aparición de Coccinelle y luego la de Alberto, fueron inspiradas por Paloma, una mujer travesti que recorría las calles de Quito hablando de derechos a la comunidad travesti y transexual que ejercían la prostitución, algo que les era totalmente desconocido. Paloma impulsó a sus compañeras a acudir a las organizaciones de Derechos Humanos para denunciar las agresiones en su contra; les habló de organizarse, de formar una plataforma para la defensa de sus derechos.
Alberto Cabral menciona que para los años noventa, grupos sociales de jóvenes, indígenas se habían movilizado en exigencia de sus derechos, no así la comunidad LGBTI: “Lograr conformar una organización era una cosa de sueño, parecían cosas que podían pasar en otros sectores sociales menos en el nuestro. Conocíamos de esos eventos que se habían dado en Europa, en Estados Unido pero aquí en Ecuador jamás”.
Maciel, más tarde Alberto, inició su activismo recorriendo las cárceles en ayuda de los travestis detenidos injustamente. Luego, por consejo de su amiga Estrella, acudió a la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, APDH, donde conoció la lucha de otras organizaciones por derogar el artículo 516 del antiguo Código Penal. La idea de formar una organización fue cristalizándose cuando lograron reunir a la comunidad travesti y transgénero para hablar de sus problemáticas. El naciente grupo sintió la necesidad de movilizarse y juntarse al proceso por despenalizar la homosexualidad.
Pese a la urgencia de tener una organización para la comunidad trans, el camino no fue fácil, según Alberto, incluso las mismas organizaciones gay se opusieron a la presencia de Coccinelle, bajo el argumento de que iban a estropear los avances que ellos habían conseguido. Sin embargo, Coccinelle tuvo un importante aporte para lograr la despenalización de la homosexualidad.
El día en que se logró la despenalización
1997 fue un año de cambios políticos y movilización social en Ecuador. Alberto recuerda que todos los días había manifestaciones sociales en la Plaza Grande en Quito y en este contexto, Coccinelle decidió exigir también la despenalización de la homosexualidad.
La lucha por la derogación del artículo 516 del Código Penal había iniciado diez años antes pero no tuvo grandes resultados. Uno de los episodios que marcó el camino fue la detención masiva en contra de un grupo travesti ocurrida en Cuenca el catorce de junio de 1997. La policía realizó una redada en Abanico Bar, uno de los más conocidos bares gay de esa ciudad. Como resultado, cien personas fueron detenidas por no portar documentos y luego las trasladaron al Centro de Detención Provisional, CDP, donde fueron agredidas. Para Alberto: “Este hecho fue un elemento muy importante que agregó para que el proceso llegara a niveles de un debate nacional serio, con gente de opinión importante como fue en ese tiempo el Obispo de Cuenca, Alberto Luna Tobar, con sus criterios y opiniones, abonó para el diálogo nacional y la culminación de todo lo que significaba la despenalización”.
Por este y otros hechos, organizaciones de derechos humanos y LGBTI como el Movimiento Triángulo Andino, Coccinelli, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, APDH, y el Servicio de Paz y Justicia SERPAJ, presentaron una demanda de inconstitucionalidad al artículo 516 del antiguo Código Penal, ante el Tribunal Constitucional. Coccinelle decidió además que debían salir a las calles.
El 27 agosto del 1997, Coccinelle decidió manifestarse públicamente en dos lugares emblemáticos: la Plaza Grande en Quito, y la Corte Superior de Justicia de Guayaquil. Su primera presencia pública constituyó una sorpresa; hubo quienes los insultaron, y quienes simpatizaron con su causa. Alberto cuenta que esta movilización sirvió para que Coccinelli completara el número de firmas que se necesitaba para avalar el pedido de inconstitucional al artículo 516 del Código Penal: “El Tribunal Constitucional esperaba que entregáramos la totalidad de las firmas que todavía faltaban muchas, cientos, y logramos ese día, recoger las firmas que faltaban para un proceso que había empezada casi diez años atrás y que no habían dado los frutos que se esperaban. Los travestis fueron los que dieron la última patada”. Más tarde, en otras ciudades como Guayaquil, Esmeraldas, Manabí también se recogieron firmas.
Los plantones en la Plaza Grande siguieron, Coccinelle se unió a otras causas sociales y a la par; defensores de derechos como Pedro Restrepo, padre de Andrés y Santiago Restrepo desaparecidos durante el gobierno de Febres Cordero, junto a Jaime Guevara, cantante popular, que se manifestaban en la Plaza Grande por las desapariciones forzadas; también se unieron a la lucha por los derechos LGBTI.
El 25 de noviembre de 1997, el Tribunal Constitucional de ese entonces, declaró la inconstitucionalidad del primer inciso del artículo 516, y tres días más tarde, el 28 de noviembre la decisión fue finalmente aprobada. Ecuador fue uno de los últimos países en Sudamérica en derogar la penalización de la homosexualidad. Siete años antes, en 1990 la Organización Mundial de la Salud ya había sacado la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
Este artículo no solo que definía como delito la homosexualidad, sino que a opinión de Alberto Cabral, también reafirmaba la idea discriminatoria de que: “mantener el espíritu, una vida, una cotidianidad con orientación sexual diferente a la establecida por la Religión Católica y la cultura, era condenable y un acto que no se podía realizar de ninguna manera”.
Sin embargo, a pesar de que la homosexualidad se despenalizó en la ley, tendrían que pasar más años para que la población travesti y transgénero, principalmente, dejara de ser asediada y criminalizada, aunque para Alberto falta mucho por hacer: “se han logrado ciertos espacios pero no podemos decir que es un paraíso para los grupos LGBTI. La lucha es constante por seguir manteniendo los logros que puedan hacer una vida en igualdad, en derechos, en principios y todo lo demás”.
Foto de travestis detenidas en el CDP- Quito (Archivo Coccinelle)
Fuente, Wambra Radio.